Fotograma del Satyricon de Fellini, 1969. Fuente mptvimages.com |
Profundizando
en la facies gastronómica del relato petroniano me gustaría hacer una breve
enumeración de los fantásticos bocados que componen la minuta del banquete de
Trimalchio. El banquete descrito comienza con la teatral entrada de los
esclavos del anfitrión al ritmo de la música mientras van dejando la comida
regada con mulsum, delicoso vino mezclado con miel y pimienta. Petronius nos
habla de aceitunas blancas y negras presentadas en las alforjas de un asno de
bronce, de lirones espolvoreados de miel y adormidera, de salchichas servidas
sobre una parrilla de plata donde ciruelas de Damasco y pipas de granada
simulan brasas, seguidas de unos huevos de pasta, rellenos de ave, rodeados de
yemas a la pimienta y al garum, presentados bajo una gran gallina de madera que
simula estar incubándolos, imaginativa costumbre de servir las comidas de tal
manera que parezcan otra cosa. Pero no adelantemos acontecimientos. No hay nada
como asomarse al texto original de Petronius para captar los olores y los
sabores. Como se ha señalado más arriba, la Cena Trimalchionis (más bien sus
prolegómenos) comienza a gestarse en el capítulo XXVI de la obra cuando
Encolpius, Ascyltos y Gnython son invitados al banquete:
[XXVI]…
"Quid? vos, inquit, nescitis hodie apud quem fiat? Trimalchio, lautissimus
homo. Horologium in triclinio et bucinatorem habet subornatum, ut subinde sciat
quantum de vita perdiderit!"
Amicimur ergo diligenter obliti omnium malorum et
Gnythona libentissime servile officium tuentem iubemus in balneum sequi.
[26]… “¡Eh
vosotros! ,dijo, ¿Conocéis a la persona en cuya casa tenéis hoy el compromiso?
Se llama Trimalchio, hombre distinguidísimo. En el comedor tiene un reloj y un
esclavo, bocina en mano, para estar informado continuamente del transcurso de
su vida.”
Olvidamos,
pues, nuestras calamidades y nos vestimos lo más elegantemente que pudimos,
fuimos a los baños seguidos de Gnython, que había estado sirviéndonos.
En los
baños descubrieron a un viejo calvo y estrafalario, vestido con una túnica
roja, jugando a la pelota con unos jóvenes esclavos cuando Menelaus, otro de
los convidados, desveló la identidad de tan llamativo personaje:
[XXVII]…
"Hic est, inquit, apud quem cubitum ponitis, et quidem iam principium
cenae videtis”
[27]… “Este
es el hombre, dijo, en cuya casa os vais a regodear, ya estáis asistiendo en
este momento al preludio de la cena”.
Tras salir
todos los convidados de los baños, se dirigen a casa de Trimalchio. Tan pronto
entran por la puerta quedan boquiabiertos cuando ven la magnificencia de la
decoración, la ostentación de la que el liberto hacía gala y entonces:
[XXX]… His
repleti voluptatibus cum conaremur in triclinium intrare, exclamavit unus ex
pueris, qui super hoc officium erat positus: "Dextro pede!" Sine
dubio paulisper trepidavimus, ne contra praeceptum aliquis nostrum limen
transiret.
[30]…
Deslumbrados ante tanta maravilla, nos disponíamos a penetrar en el triclinio,
cuando uno de los esclavos, puesto para este oficio, nos gritó: “¡Con el pie
derecho!” Al instante temimos que alguno de nosotros ya hubiera transgredido la
orden de atravesar el umbral de esta manera.
Costumbre,
más bien superstición, para el desarrollo de un ameno banquete. Una vez
tumbados y preparados para el festín comienza el desfile de los magníficos
platos:
[XXXI]…
Allata est tamen gustatio valde lauta; nam iam omnes discubuerant praeter ipsum
Trimachionem, cui locus novo more primus servabatur. Ceterum in promulsidari
asellus erat Corinthius cum bisaccio positus, qui habebat olivas in altera
parte albas, in altera nigras. Tegebant asellum duae lances, in quarum marginibus
nomen Trimalchionis inscriptum erat et argenti pondus. Ponticuli etiam
ferruminati sustinebant glires melle ac papavere sparsos. Fuerunt et tomacula
supra craticulam argenteam ferventia posita et infra craticulam Syriaca pruna
cum granis Punici mali.
[31]… Se
trajo la entrada que fue digna de alabanza. Todos estábamos ya recostados,
excepto el propio Trimalchio a quien, según la nueva moda, se le había
reservado el primer lugar. En la fuente destinada a las entradas se había
colocado un pequeño asno de bronce corintio con una alforja que contenía
aceitunas verdes en una alforja y negras en la otra. Encima del asnillo había
dos bandejas de plata en cuyos bordes se había grabado el nombre de Trimalchio
y el peso del metal. Se habían soldado unas pasarelas de las que colgaban
lirones aderezados con miel y adormidera. Se veían también unos salchichones
humeantes en un anafe de plata y, debajo de este anafe, ciruelas de Siria con
pepitas de granada.
Las granadas y ciruelas representan el fuego de la
parrilla. La granada era llamada «manzana púnica» por los romanos.
[XXXIII]… gustantibus adhuc nobis repositorium allatum
est cum corbe, in quo gallina erat lignea patentibus in orbem alis, quales esse
solent quae incubant ova. Accessere continuo duo servi et symphonia strepente
scrutari paleam coeperunt, erutaque subinde pavonina ova divisere convivis.
Convertit ad hanc scenam Trimalchio vultum et: "Amici, ait, pavonis ova
gallinae iussi supponi. Et
mehercules timeo ne iam concepti sint. Temptemus tamen, si adhuc sorbilia
sunt." Accipimus nos cochlearia non minus selibras pendentia, ovaque ex
farina pingui figurata pertundimus. Ego quidem paene proieci partem
meam, nam videbatur mihi iam in pullum coisse. Deinde ut audivi veterem
convivam: "Hic nescio quid boni debet esse", persecutus putamen manu,
pinguissimam ficedulam inveni piperato vitello circumdatam.
[33]…
Todavía no habíamos acabado las entradas cuando se nos sirvió un gran
repositorio con una cesta encima. En ella había una gallina de madera con las
alas desplegadas en torno como suelen hacerlo las cluecas. Luego se aproximaron
dos esclavos y, al son de la música, se pusieron a rebuscar en la paja, y
sacaron de abajo varios huevos de pava que fueron distribuidos a los
comensales. Trimalchio, contemplando esta escenificación, nos dijo: “Amigos, he
hecho incubar huevos de pava por una gallina y me temo, por Hércules, que ya
estén empollados. Probemos, sin embargo, si todavía están sorbibles.” Recibimos
unas cucharas que por lo menos pesaban media libra, y cascamos los huevos que
estaban muy bien hechos de pasta. Casi arrojé mi porción pues creí que ya
estaba formado el pollo, pero oí decir a una vieja comensal: “No sé qué delicia
debe haber aquí.” Continué, pues, descascarándolo con la mano y me encontré con
un gordísimo papafigo arrebolado en salsa de yema de huevo y pimienta.
Pareja de cochlearia. British Museum |
Hay que
aclarar que las cucharas de las que habla Encolpius eran unas cucharas
especiales denominadas cochlearia (de cochlea, caracol) que tenían una punta en
el extremo que servía para cascar o agujerear los huevos o para extraer el
caracol de su caparazón. Como podemos comprobar el refinamiento en el paladar
exige ingeniosos utensilios. Está todo inventado. Ingeniosa (y, por supuesto,
llamativa) es también la conocidísima presentación ordenada por Trimalchio de
diversos platos sobre sendos signos zodiacales, lo mejor de la cena según el
mismo anfitrión:
[XXXV]…
novitas tamen omnium convertit oculos. Rotundum enim repositorium duodecim
habebat signa in orbe disposita, super quae proprium convenientemque materiae
structor imposuerat cibum: super arietem cicer arietinum, super taurum bubulae
frustum, super geminos testiculos ac rienes, super cancrum coronam, super
leonem ficum Africanam, super virginem steriliculam, super libram stateram in
cuius altera parte scriblita erat, in altera placenta, super scorpionem
pisciculum marinum, super sagittarium oclopetam, super capricornum locustam
marinam, super aquarium anserem, super pisces duos mullos. In medio autem
caespes cum herbis excisus favum sustinebat. Circumferebat Aegyptius puer
clibano argenteo panem. [. . .] Atque ipse etiam taeterrima voce de
Laserpiciario mimo canticum extorsit. Nos ut tristiores ad tam viles accessimus
cibos: "Suadeo, inquit Trimalchio, cenemus; hoc est ius cenae".
[XXXVI]
Haec ut dixit, ad symphoniam quattuor tripudiantes procurrerunt superioremque
partem repositorii abstulerunt. Quo facto, videmus infra altitia et sumina
leporemque in medio pinnis subornatum, ut Pegasus videretur. Notavimus etiam
circa angulos repositorii Marsyas quattuor, ex quorum utriculis garum piperatum
currebat super pisces, qui (tamquam) in euripo natabant. Damus omnes plausum a
familia inceptum et res electissimas ridentes aggredimur…
[35]… pero
pronto atrajo todas las miradas la aparición de una novedad . Era un
repositorio redondo con los doce signos (del Zodiaco) dispuestos alrededor. El
maestresala había colocado encima de cada uno de ellos un manjar apropiado.
Sobre Aries, garbanzos (con forma de cabeza de carnero), sobre Tauro, un trozo
de buey, sobre Géminis, criadillas y riñones, sobre Cáncer, una corona, sobre
Leo, higo de África, sobre Virgo, una vulva de marrana virgen, sobre Libra, una
balanza con un pastel en un platillo, y un bizcocho en el otro, sobre Escorpio,
pececillo de mar, sobre Sagitario, caracol, obre Capricornio, langosta marina,
sobre Acuario, ganso. Sobre Piscis, dos barbos marinos. En el centro había un
terrón, extraído con césped y todo, que sostenía un panal de abeja. Un esclavo
egipcio daba vueltas sirviéndonos el pan directamente de un anafe de plata.
[...] y el mismo también con horrorosa voz desgarró los aires con una canción
del mimo del “Mercader de Laserpicio”. Trimalchio viendo el asco con que
comíamos tan vulgares alimentos, dijo: “¡Animo! Cenemos, que esto es lo mejor
de la cena.”
[36] Cuando
acabó de hablar, se presentaron cuatro danzarines y, al compás de la música,
levantaron la tapa del piso superior del repositorio. Esta operación nos
permitió ver debajo aves de corral cebadas y ubres de marrana. En el centro
había una liebre decorada con alas para que pareciese un Pegaso. También
notamos en las esquinas del repositorio cuatro Marsyas con odrecillos que
vertían garum con pimienta sobre unos pescados que parecían nadar en un canal.
A iniciativa de la servidumbre, aplaudimos y atacamos con alegría estos
exquisitos manjares…
Fotograma del Satyricon de Fellini, 1969. Fuente mptvimages.com |
Toda esta
simbología zodiacal será explicada, de manera bastante peculiar y aparentemente
docta, por el mismísimo Trimalchio:
[XXXIX] “…Nam mihi nihil novi potest afferri, sicut
ille tericulus iamel habuit praxim. Caelus hic, in quo duodecim dii habitant,
in totidem se figuras convertit, et modo fit aries. Itaque quisquis nascitur
illo signo, multa pecora habet, multum lanae, caput praeterea durum, frontem
expudoratam, cornum acutum. Plurimi hoc signo scolastici nascuntur et
arietilli." Laudamus urbanitatem mathematici; itaque adiecit: "Deinde
totus caelus taurulus fit. Itaque
tunc calcitrosi nascuntur et bubulci et qui se ipsi pascunt. In
geminis autem nascuntur bigae et boves et colei et qui utrosque parietes
linunt. In cancro ego natus sum: ideo multis pedibus sto, et in mari et in
terra multa possideo; nam cancer et hoc et illoc quadrat. Et ideo iam dudum
nihil super illum posui, ne genesim meam premerem. In leone cataphagae
nascuntur et imperiosi. In virgine mulieres et fugitivi et compediti; in libra
laniones et unguentarii et quicunque aliquid expendunt; in scorpione venenarii
et percussores; in sagittario strabones, qui holera spectant, lardum tollunt;
in capricorno aerumnosi, quibus prae mala sua cornua nascuntur; in aquario
copones et cucurbitae; in piscibus obsonatores et rhetores. Sic orbis vertitur
tanquam mola, et semper aliquid mali facit, ut homines aut nascantur aut
pereant. Quod autem in medio caespitem videtis et super caespitem favum, nihil
sine ratione facio. Terra
mater est in medio quasi ovum corrotundata, et omnia bona in se habet tanquam
favus."
[39]
“…Nadie puede sorprenderme con novedades: aquel plato os ha dado la prueba.
Este cielo, habitado por doce dioses, se nos presenta bajo otras tantas formas,
y aquí lo vemos como Aries. Los nacidos en este signo tienen muchos rebaños y
mucha lana, pero además, la cabeza dura, la frente sin vergüenza y el cuerno
puntiagudo. En este signo nacen la mayor parte de los gramáticos y de los
testarudos. Alabamos a nuestro astrólogo por su fino humor, y prosiguió:
“Después
todo el cielo se transforma en el querido Tauro: y entonces nace la gente
arisca, los boyeros y los que pacen sin pastores. En Géminis nacen los caballos
de biga, los bueyes de yugo, los cojones y los que “se frotan en ambas
paredes”. En Cáncer nací yo. Por eso me sostengo en muchos pies ya que tengo
muchas propiedades en mar y tierra, pues en ambos elementos el cangrejo se las
apaña bien. Esta es la razón por la que antes no puse nada sobre este signo: no
quiero parecer pedigüeño a mi estrella. En Leo nacen los tragones y los
autoritarios. En Virgo, los afeminados, los fugitivos y los que llevan grilletes
en los pies. En Libra, los carniceros, los perfumistas y todos los que venden
al peso. En Escorpio, los envenenadores y los asesinos. En Sagitario, los
bizcos: los que miran la verdura y cogen el tocino. En Capricornio, los
atormentados, a los que por su mal genio les nacen cuernos. En Acuario, los
taberneros y los calabazas En Piscis, los cocineros y los rétores. De esta
manera el orbe gira como una rueda de molino, ejerciendo siempre su maleficio
tanto en el nacimiento como en la muerte de los humanos. En cuanto al césped
que veis en el centro y al panal colocado sobre él, sabed que no hago nada sin
intención. En el centro está la madre Tierra, redonda como un huevo. Todo lo
bueno, como aquel panal, está contenido en ella.”
Vajilla de mesa de metal, siglos II-III. Neupotz, Alemania. |
La puesta
en escena espectacular continúa deparando sorpresas a los convidados:
[XL]
"Sophos!" universi clamamus, et sublatis manibus ad camaram iuramus
Hipparchum Aratumque comparandos illi homines non fuisse, donec advenerunt
ministri ac toralia praeposuerunt toris, in quibus retia erant picta
subsessoresque cum venabulis et totus venationis apparatus. Necdum sciebamus
(quo) mitteremus suspiciones nostras, cum extra triclinium clamor sublatus est
ingens, et ecce canes Laconici etiam circa mensam discurrere coeperunt. Secutum
est hos repositorium, in quo positus erat primae magnitudinis aper, et quidem
pilleatus, e cuius dentibus sportellae dependebant duae palmulis textae, altera
caryatis, altera thebaicis repleta. Circa autem minores porcelli ex
coptoplacentis facti, quasi uberibus imminerent, scrofam esse positam
significabant. Et hi quidem apophoreti fuerunt.Ceterum ad
scindendum aprum non ille Carpus accessit, qui altilia laceraverat, sed
barbatus ingens, fasciis cruralibus alligatus et alicula subornatus polymita,
strictoque venatorio cultro latus apri vehementer percussit, ex cuius plaga
turdi evolaverunt. Parati aucupes cum harundinibus fuerunt, et eos circa
triclinium volitantes momento exceperunt. Inde cum suum cuique iussisset
referri, Trimalchio adiecit: "Etiam videte, quam porcus ille silvaticus
lotam comederit glandem." Statim pueri ad sportellas accesserunt quae pendebant
e dentibus, thebaicasque et caryatas ad numerum divisere cenantibus.
[40]
iBravo!, gritamos todos y, levantando las manos al techo, juramos que Hiparco y
Arato no valían nada en comparación suya. Mientras tanto, unos sirvientes que
habían entrado colocaron en los lechos frazadas con bordados de redes,
cazadores con venablos y todo un equipo de montería. Todavía no sabíamos qué
suposiciones hacer cuando, de pronto, un gran alboroto se alzó a la puerta del
comedor, y he aquí que una jauría de perros laconios irrumpió metiéndose hasta
debajo de la mesa. Cuando se fueron, se trajo un repositorio sobre el que iba
una jabalina de lo más descomunal y con un píleo (gorro de liberto) por
añadidura. De sus colmillos pendían dos canastillas de palma, una con dátiles
de Caria y otra con dátiles de Tebas. Alrededor la bestia tenía unos
lechoncitos de mazapán en posición de mamar, para dar a entender que se trataba
de una hembra. Los lechones, por supuesto, nos fueron distribuidos como
recuerdos. Además contaré que, para cortar la jabalina, no vino aquel Carpo que
despedazó los pollos cebados, sino un gran barbudo con las pantorrillas ceñidas
con correas y envuelto en un manto de caza multicolor. Desenvainó éste un
cuchillo de caza, lo clavó con fuerza en las costillas de la jabalina, y varios
tordos escaparon volando del corte. Unos pajareros con sus varetas ya estaban
preparados para esto, y al instante atraparon las aves que revoloteaban en el
triclinio. Trimalchio ordenó que nos dieran un pájaro a cada uno. “Mirad”,
decía, “las finísimas bellotas con que se alimentaba este cerdo salvaje.”
Seguidamente los esclavos tomaron las canastillas que colgaban de los colmillos
y distribuyeron a los comensales porciones iguales de dátiles de Tebas y Caria.
Fotograma del Satyricon de Fellini, 1969. Fuente mptvimages.com |
Las escenas
más llamativas del banquete tienen como común denominador el uso teatral dado a
grandes animales de raza porcina para impresionar y sorprender a los
asistentes:
[XLVII] Nam mundatis ad symphoniam mensis tres albi
sues in triclinium adducti sunt capistris et tintinnabulis culti, quorum unum
bimum nomenculator esse dicebat, alterum trimum, tertium vero iam sexennem. Ego putabam petauristarios intrasse
et porcos, sicut in circulis mos est, portenta aliqua facturos. Sed
Trimalchio expectatione discussa: "Quem, inquit, ex eis vultis in cenam
statim fieri? Gallum enim gallinaceum, Penthiacum et eiusmodi nenias rustici
faciunt: mei coci etiam vitulos aeno coctos solent facere." Continuoque
cocum vocari iussit, et non expectata electione nostra maximum natu iussit
occidi…
[47] En
efecto, una vez que limpiaron las mesas al son de la música, trajeron al
triclinio tres cerdos blancos con bozales y campanillas. El nomenclator nos
anunció que uno de ellos tenía dos años, el segundo tres y el tercero ya siete
años. Creí que se trataba de algún malabarista, y que los puercos iban a
ejecutar unos cuantos números, como se acostumbra hacer para el público de la
calle. Pero Trimalchio disipó nuestras dudas: “¿Cuál de ellos queréis que, de
inmediato, se os sirva para la cena?”, nos preguntó, “ Hay cocineros rústicos
que guisan gallos a la Penteo y otras futilidades por el estilo. Mis cocineros,
en cambio, están acostumbrados a preparar terneros enteros en sus cacerolas.”
Hizo llamar enseguida al cocinero y, sin esperar nuestra elección, le ordenó
matar el más viejo…
Fotograma del Satyricon de Fellini, 1969. Fuente mptvimages.com |
[XLIX]
Nondum efflaverat omnia, cum repositorium cum sue ingenti mensam occupavit.
Mirari nos celeritatem coepimus, et iurare ne gallum quidem gallinaceum tam
cito percoqui potuisse, tanto quidem magis, quod longe maior nobis porcus
videbatur esse, quam paulo ante aper fuerat. Deinde magis magisque Trimalchio
intuens eum: "Quid? quid? inquit, porcus hic non est exinteratus? Non
mehercules est. Voca, voca cocum in medio." Cum
constitisset ad mensam cocus tristis et diceret se oblitum esse exinterare:
"Quid, oblitus? Trimalchio exclamat, putes illum piper et cuminum non
coniecisse! Despolia!"
Non fit mora, despoliatur cocus atque inter duos tortores maestus consistit.
Deprecari tamen omnes coeperunt et dicere: "Solet fieri. -- Rogamus
mittas. Postea si fecerit, nemo nostrum pro illo rogabit." Ego
crudelissimae severitatis, non potui me tenere, sed inclinatus ad aurem
Agamemnonis: "Plane, inquam, hic debet servus esse nequissimus: aliquis
oblivisceretur porcum exinterare? Non mehercules illi ignoscerem,
si piscem praeterisset." At non Trimalchio, qui relaxato in hilaritatem
vultu: "Ergo, inquit, quia tam malae memoriae es, palam nobis illum exintera."
Recepta cocus tunica
cultrum arripuit, porcique ventrem hinc atque illinc timida manu secuit. Nec
mora, ex plagis ponderis inclinatione crescentibus tomacula cum botulis effusa
sunt.
[49] Estaba
vertiendo toda esta verborrea, cuando un repositorio, con un enorme puerco
encima, vino a ocupar toda la mesa. Nos quedamos maravillados de la rapidez y
empezamos a jurar que ni un pollo podía ser asado con tanta celeridad, tanto
más que el cerdo parecía mayor que el jabalí de poco antes. Trimalchio, que lo examinaba
cada vez con más atención, soltó: “¡Cómo, cómo! ¿Este cerdo no está vaciado...?
¡Por Hércules! ¡No...! ¡Llama, llama aquí al cocinero!” El cocinero, cabizbajo,
se aproximó a la mesa y confesó haberse olvidado de vaciarlo. “¿Cómo?
olvidado!”, exclamó Trimalchio, “Cualquiera diría que simplemente ha olvidado
la pimienta y el comino. ¡Desnúdate!” El cocinero se desvistió sin tardar y se
colocó afligido entre dos verdugos. Todos empezaron a interceder por él. Con
implacable severidad, yo no pude refrenarme más y me incliné al oído de
Agamemnon para decirle: “En verdad, este esclavo debe ser pésimo. ¿Acaso no es
inadmisible que se haya olvidado de vaciar el puerco? Por Hércules, que yo no
lo perdonaría aunque hubiese dejado así un pescado.” Trimalchio, en cambio, fue
de parecer distinto. Una sonrisa dilató su rostro para decir: “Bueno, ya que
tienes tan mala memoria, vacíalo aquí delante de nosotros.” El cocinero se puso
otra vez la túnica, empuñó un cuchillo y empezó a cortar tímidamente aquí y
allá el vientre del cerdo. Al punto, de las aberturas que se agrandaban de por
sí solas con la presión del peso, se derramaron salchichas y morcillas.
"Sé alegre, disfruta la vida". Mosaico de Hatay Turquía. |
Muchos más
platos se suceden, como el jabalí relleno de salchichas y embutidos, un buey
hervido servido entero, pasteles y frutas que al apretarlas brota agua
azafranada, un capón relleno y huevos de oca, tordos de pasta rellenados de
pasas y nueces, membrillos acribillados de espinas que representan erizos, una
oca gorda rodeada de pescados y toda clase de pájaros hechos de carne cerdo.
Sinceramente aconsejo la lectura de este libro, tanto a los amantes del mundo
clásico como a todos aquellos que quieran profundizar en los fogones antiguos y
quieran dejar volar libre la imaginación.
Larva convivalis. Casa del Fauno. Pompeya. |
Quiero
acabar este post (se me han quedado algunas cosas en el tintero) enlazando con
la imagen que ilustra estas letras, el esqueleto de la Casa del Fauno de
Pompeya, larva convivalis, espectro presente en los convivia que continuamente
nos recuerda, con una copa de vino en la mano, lo efímero de la vida y nos
exhorta a disfrutar sin pensar en la incertidumbre del futuro, puro y epicúreo
Carpe Diem:
[XXXIV]… complosit
Trimalchio manus et: "Eheu, inquit, ergo diutius vivit vinum quam
homuncio. Quare tangomenas faciamus. Vita vinum est. Verum Opimianum praesto.
Heri non tam bonum posui, et multo honestiores cenabant." Potantibus ergo
nobis et accuratissime lautitias mirantibus larvam argenteam attulit servus sic
aptatam ut articuli eius vertebraeque laxatae in omnem partem flecterentur.
Hanc cum super mensam semel iterumque abiecisset, et catenatio mobilis aliquot
figuras exprimeret, Trimalchio adiecit:
Eheu nos
miseros, quam totus homuncio nil est!
Sic erimus cuncti, postquam nos auferet Orcus.
Ergo
vivamus, dum licet esse bene.”
[34]…
Trimalchio batiendo palmas exclamó:”¡Oh, fatalidad! ¡Por consiguiente el vino
vive más que el pobre hombre! Mojémonos pues el gaznate. La vida es vino. Os
estoy sirviendo un legítimo Opimiano. Ayer ofrecí otro no tan bueno a pesar de
que cenaban conmigo personas mucho más distinguidas.” Bebimos sin dejar de
advertir todas estas demostraciones de buen gusto. En ese momento un esclavo
trajo un esqueleto de plata fabricado de tal manera que, móviles, las
articulaciones y vértebras se doblaban en todo sentido. Trimalchio lo arrojó
varias veces sobre la mesa para que adoptase así diversas poses a causa de la
movilidad de sus coyunturas. Añadió:
¡Ay!
¡Miserables de nosotros! ¡Qué impotencia la del pobre hombre!
Todos así
seremos cuando el Orco nos recoja.
Vivamos,
pues, en tanto que existir con salud permitido nos sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario